RONDA. ARTE EN LA SIERRA MALAGUEÑA.MÁLAGA


Dejando atrás la cornisa de la Sierra de Grazalema de la que recibiremos su influjo al notar el aire fresco en las mañana cálidas de verano, se llega a la monumental ciudad de Ronda. La ciudad tiene una innegable fama desde siglos atrás pero fue durante todo el siglo XIX cuando se forja la imagen romántica de ciudad de bandoleros y toreros y a la que acuden nobles y aristócratas en busca de esta dualidad más española de la que tanto escribieron poetas ye escritores románticos. Sólo por citar un ejemplo, de Ronda dijo Ernest Hemingway que “a Ronda a donde habría que ir, si vais alguna vez a España a pasar una luna de miel o con una amiguita. La ciudad entera y sus alrededores son un decorado romántico.(...) Bellos paseos, buen vino, excelente comida, nada que hacer...”

Dos monumentos hay en Ronda que destacan sobre el resto, El Puente Nuevo y la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el símbolo y el alma de la ciudad. En la construcción del puente dejaron la vida muchos trabajadores pero por fin pudo ser inaugurado en Mayo de 1793, coincidiendo con la celebración de la Real Feria de Mayo en Ronda. En total se invirtieron más de 40 años, en levantarlo 98 metros por encima desnivel del río y eso permitió la conexión del barrio moderno o del Mercadillo con el barrio antiguo de la ciudad y posibilitó su expansión urbanística. Otros monumentos que destacan son la Iglesia de Santa María la Mayor que se levantó sobre un antiguo templo romano y más tarde, bajo la dominación islámica, la Mezquita Mayor de la Madina. De ello sólo se conserva hoy el Arco del Mirhab y un trozo del muro del mismo con decoración de ataurique, oculto tras el retablo del Altar del Sagrario. Las Murallas Islámicas que junto con las paredes naturales de la garganta del río Guadalevin formaron un cerco estratégico para proteger a Ronda de cualquier ataque, la Iglesia del Padre Jesús o el Palacio del Rey Moro situado en la Cuesta de Santo Domingo y uno de los lugares más visitado de ronda. Si recorren tranquilamente Ronda por sus callejas y avenidas las irán descubriendo.

La Plaza de Toros de Ronda es una de la más monumentales y bellas de nuestra geografía. Felipe II fundó en 1.572 La Real Maestranza de Caballería de Ronda para que se mantuviese el necesario manejo de los caballos en sus incursiones y batallas. El arte del toreo a caballo formaba parte de sus ejercicios. Cuando en el siglo XVIII los toreros a pie toman el relevo de los caballeros Ronda regala al noble arte una de las familias más singulares de la época, la familia de los Romero, sobre todos Pedro Romero (1754-1839), figura cumbre y la más representativa de la tauromaquia. Se retiró después de estoquear más de 5000 toros sin recibir el más mínimo rasguño.

En el siglo XX, una segunda dinastía de toreros rondeños, los Ordóñez, constituye otra aportación de Ronda a la historia de la Tauromaquia. Cayetano Ordóñez y su hijo Antonio Ordóñez despertaron, por su manera de concebir el toreo, el interés de personajes tan ilustres como Orson Wells y Ernest Hemingway. Antonio dejo para la historia de Ronda algo tan hermoso como “Las Corridas Goyescas”. Cada año en el mes de septiembre la plaza se viste de gala para tan reconocido espectáculo y famosos e intelectuales se reúne en sus gradas para recordar la historia.

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