SEMANA SANTA SEVILLA. DOMINGO DE RAMOS

Cada año suelo bajar por estas fechas a Sevilla. Es mi tierra. Aquí y en estas fechas encuentro lo bueno y lo malo de mis paisanos. Pasiones desenfrenadas y vuelco popular con una cultura tradicional católica mezclada con las formas de hacer y ver de los paganos. Es decir pasión religiosa mezclada con los vicios que hizo a Jesucristo echar a los mercaderes del templo. Un lujo en tiempos de crisis mezclado con los sentimientos de un pueblo que hace de sus tradiciones “lo más grande der mundo”.

No hare en esta escapada desglose de detalles, solo os traeré mis momentos de la fiesta. Os recomiendo la web de http://www.abc.es/ para seguir la fiesta al detalle.


El Domingo de Ramos celebran los cristianos la entrada de Jesucristo en Jerusalén. Allí le recibieron sus acólitos cimbreando hojas de palmeras y gritando su nombre. En Sevilla una cofradía, la popular “borriquita”, recorre las calles del centro de la ciudad con una cohorte de más de 800 niños y mayores vestidos de nazarenos. Es en la Plaza de El Salvador, cercana a la Plaza de San Franscico, la Catedral y la Giralda donde tiene su instantánea más hermosa.

El paso de misterio es sencillo con Jesús montado en un burro rodeado de fieles, entre ellos Pedro y Zaqueo y muchedumbre, le acompañan bandas de niños juveniles que hace sonar sus cornetas y tambores en la tarde sevillana. Aquí vemos las primeras imágenes de las costumbres se villanas. Familias vestidas de domingo con sus mejores galas. Papas con chaqueta azul, mamas de vestidos primaverales con medias, los niños de pantalón corto y calcetín calado y las niñas con vestidos de fiestas, calcetines de hilo y zapatos de charol, la inmensa mayoría con lazo en el pelo. Contrasta esta imagen con la de los turistas en pantalón corto, cámara en ristre y cara de sorpresa. Es la Sevilla más profunda la que se levanta pensando en su fiesta y en pasear orgulloso por la calle. Eso es sevillanía, pensar que lo nuestro es lo mejor y lucirlo con orgullo.


La bulla
Se conoce con este término a la aglomeración de gente que se acumula en todos los rincones de la ciudad cuando está próxima la llegada de la cofradía, es tal el apelotonamiento de personas que es casi imposible atravesar el "tapón" que se forma cuando todos están esperando a que transcurra la comitiva desfilando, a veces se asemeja al movimiento de las olas cuando se ponen en marcha todos al mismo tiempo, es imposible apearse de su estela y hay que dejarse llevar por el grupo. Los no acostumbrados deben tener cuidado con el pánico o la claustrofobia ya que aquí no suelen ser buenas compañeras y pueden desencadenar un momento crítico. Si no te gusta la bulla, mejor evitar las calles estrechas y ver pasar los pasos desde las grandes plazas del centro de la ciudad.

Si queréis salir a tomar algo os recomiendo otro post de este blog http://laescapadadelturistaaccidental.blogspot.com/2009/08/sali-tomar-una-cana-la-calle-betis.html

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