EN BUSCA DE GUSTAVO ADOLFO BECQUER (I)

"Cuando el Moncayo se cubre de nieve, los lobos, arrojados de sus guaridas, bajan en rebaños por su falda, y más de una vez los hemos oído aullar en horroroso concierto, no sólo en los alrededores de la fuente, sino en las mismas calles del lugar; pero no son los lobos los huéspedes más terribles del Moncayo: en sus profundas simas, en sus cumbres solitarias y ásperas, en su hueco seno, viven unos espíritus diabólicos que durante la noche bajan por sus vertientes como un enjambre, y pueblan el vacío, y hormiguean en la llanura, y saltan de roca en roca, juegan entre las aguas o se mecen en las desnudas ramas de los árboles. Ellos son los que aúllan en las grietas de las peñas; ellos los que forman y empujan esas inmensas bolas de nieve que bajan rodando desde los altos picos y arrollan y aplastan cuanto encuentran a su paso; ellos los que llaman con el granizo a nuestros cristales en las noches de lluvia y corren como llamas azules y ligeras sobre el haz de los pantanos. Entre estos espíritus que, arrojados de las llanuras por las bendiciones y los exorcismos de la Iglesia, han ido a refugiarse a las crestas inaccesibles de las montañas, los hay de diferente naturaleza y que al parecer a nuestros ojos se revisten de formas variadas. Los más peligrosos, sin embargo, los que se insinúan con dulces palabras en el corazón de las jóvenes y las deslumbran con promesas magníficas, son los gnomos".



Es un trozo de una de las leyendas de Gustavo Adolfo Becquer. La escribió a la vista del Moncayo, desde el somontano que se extiende a sus pies. Hoy parto en la búsqueda de los Gnomos, de la Brujas de Trasmoz, de las golondrinas plañideras, de los mojes de Veruela, del Moncayo. Salgo en busca de mi paisano, el poeta sevillano, pero no lo buscaré junto al Guadalquivir, los buscaré por el Campo de Borja y el Somontano del Moncayo, de lo que vaya encontrado, os dejaré notas en el blog.

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