MERCADOS DEL MUNDO(III): EL MERCADO CENTRAL DE ALICANTE

Este es uno de esos artículos que dedico a mi pasión sobre la gastronomía y los viajes de gastronomía on road. En esta sección suelo traer mercados de todo el mundo, hoy me paré un rato en el mercado central de Alicante, el trabajo me trajo hasta aquí y un madrugon matinal, me dio tiempo para visitarlo.

Os adelanto que personalmente pienso que Alicante lo salva el mar, ya que sus calles atestadas de turistas, caóticas y algo sucias podrían mejorarse pero parece que las tormentas políticas en las que anda envuelta estos meses, la tienen algo olvidada y destartalada. Pero después de pasear por la Explanada me dí un paseo por su mercado central. Y en él merece la atención pararse en la lonja de pescado de su planta inferior. El edificio ecléctico de principios del XX no tiene tampoco una lineas visual que impacte.

Pero entre los puestos de pescados si encontramos referencias etnográficas del pueblo alicantino, tan rico en cultura de mar. Antes que los sonrosados turistas europeos y los imsersos españoles tomaran sus costas, este pueblo se dedicaba al mar.  El valor defensivo de los cerros que rodean a Alicante y su estratégica ubicación frente al mar, hicieron de la ciudad un punto estratégico de aprovisionamiento marítimo que promovió un próspero comercio durante muchos siglos. La construcción del castillo en el siglo IX reforzó la vigilancia del lugar que fue una de las mejores protegidas de la zona y donde comerciantes y pescadores se sentían seguros. Luego llego el sol y playa.

De toda esa riqueza se sigue extrayendo partido y los días de mercado, sobre las paradas de los pecadores se ven esas enormes piezas que aún hoy se sacan del Mediterráneo y enriquecen las mesas de particulares, hoteles y restaurantes de la ciudad y sus alrededores. Enormes atunes, Langostas de las más grandes que ví nunca, meros gigantes, gambas de Dênia de 200 gr. . Y por la abundancia de puestos de todos los tamaños y formas, algunos exclusivamente especializados en gamba roja, otros en atún, otros en salazones, imposible saber con cual quedarse porque todos están francamente bien.

Entre todos los puestos destacan los de la pesca salada o salazón, técnica ancestral de conservación de los alimentos que ya  desde tiempo de los romanos se practicaba en las costas de Alicante y que ha llegado a nuestros días con un nivel de especialización y sofisticación sorprendente. Aún hoy se pueden ver factorías romanas por las costas españolas procedentes de hace varias cientos de años. Es esta parada en el Mercado Central de Alicante, obligada para el buen gourmet y para el turista ávido de cosas diferentes.

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