BIKER. PUERTA VERDE DE ALCALA DE GUADAIRA.SEVILLA

Voy a andar unos día por Sevilla y quiero comenzar esta semana montado en la bici, que es lo que más me gusta. Una ruta bonita en la afueras de Sevilla.

No la conocía y a viva fe que pase más de 40 minutos buscando por donde entrar, me recorrí la Universidad de Pablo Olavide hasta que por pura intuición acerté a encontrar un agujero en la valla y salté al camino. duro vender esta ruta sin señalizar su salida. Más tarde, de vuelta, comprobé que la entrada esta justo detrás de la torre de la Universidad en un ¿puerta? que se abre en la valla. A partir de aquí ya enlace con el canal que conozco en su vertiente sur y tome camino de Alcalá de Guadaíra, el pueblo de los panaderos y sus molinos de agua.

La Puerta Verde permite la conexión no motorizada entre la población de Alcalá de Guadaíra y la Universidad Pablo Olavide, según la Consejería de Medioambiente de la Junta de Andalucía , "se crea un sistema no motorizado que responde con la mejora de calidad de vida del ciudadano ya que le permite desarrollar actividades recreativas, deportivas, de esparcimiento y pretende favorecer la educación medioambiental en el medio natural próximo a la urbe, integrando al ciudadano con su entorno" Tela

Se remonta la historia de Alcalá del Guadaira a la de los túrdulos y hoy, esta ciudad cercana a la capital, se derrama por la colina sobre la que se alza el Castillo. Griegos y romanos tuvieron asentamientos cercanos al actual emplazamiento pero, fue la época almorávide, la que dio esplendor a la ciudad y la convirtió en foco económico y cultural andaluz. De esos momentos históricos, guarda aún dos bellos recuerdos: su Castillo que sirvió de vigía y fortín para la conquista que llevo a cabo Fernando “el Santo” sobre el emirato de Serva la Bari y sobre todo, sus molinos harineros. Los sevillanos dicen que los alcalareños son todos panaderos y es que esta industria, es una de las principales de Alcalá de Guadaira. Si los molinos musulmanes se conservan en la vereda del río, no ocurre lo mismo con el acueducto que desde Alcalá enviaba el agua a Sevilla. Hoy solo unos restos se conservan en la calle Luis Montoto de la capital andaluza.

También paralelo al río, los molinos de la ciudad: Benalosa, San Juan, Algarrobo y Pelay Correa. Y en la margen derecha la ciudad con sus iglesias: la de San Sebastián del renacimiento; la de Santiago del gótico y restaurada en épocas neoclásicas o la de San Agustín de nuestros días, fiel a la arquitectura moderna andaluza.

En las afueras deben visitar el Castillo de Marchenilla y el poblado del Gandul, con su palacio y sus fuentes de agua; la iglesia de San Juan Evangelista y la necrópolis calcolítica con dólmenes sepulcrales y galerías funerarias. Y no deben marchar de Alcalá de Guadaira sin acercarse a la Ermita de Nuestra Señora del Águila, patrona de la villa. Toda la ciudad se engalana el 15 de agosto para su romería. Su construcción data de la Edad Media y fue mezquita con la dominación árabe.
Pero a lo que íbamos, la Puerta Verde fomenta que el acceso a la Universidad se haga con transporte no motorizado. Es una ruta muy fácil que transcurre durante 15 kilómetros y que nos acerca al acerbo cultural de lo que fue el cauce del río y la vida que fluía entorno a él, como lo molinos de agua y los cortijos ganaderos. Los molinos harineros funcionaron hasta mediados del siglo XX, cuando dejó de moler la piedra del último molino activo. Su uso se remonta a época islámica y de la baja edad media y nos recuerda la importancia artesanal que tuvo esta industria en la economía del municipio de Alcalá de Guadaíra, otorgándole el apelativo de Alcalá "de los panaderos".

Desde Alcalá discurrimos por una camino que parte Descansadero del Rialaje y por la Colada del Camino de Zacatín o Rialaje, hasta unos metros después del Molino Pelay Correa, donde la ruta abandona la vía pecuaria y comienza a discurrir por un camino paralelo al río. En el río fochas, anades reales y martinetes nos saludan. Cruzaremos el río por encima del Canal del Bajo Guadalquivir, punto este, enorme del camino porque observamos toda la campiña de cereal y las margenes del río y cinco kilómetros más adelante llegaremos a la Universidad Pablo Olavide.

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