UNA ESCAPADA DE CINE (II). DONOSTIA

Y seguimos nuestro paseo para llegar a la Catedral del Buen Pastor. Este templo centenario de estilo neogótico construido a finales del siglo XIX en apenas diez años,  está inspirado en los grandes templos medievales de Alemania y Francia. Su afilada aguja es la construcción más alta de todo San Sebastián y gobierna un majestuoso espacio urbano. En la fachada central, otra obra del genial artista Chillida,  la Cruz de la Paz.

Dicen que el gran Alfred Hitchcock quedó entusiasmado de sus interiores neogóticos y habló en su visita de utilizarlos como decorados para alguna de sus producciones. Nunca lo hizo, pero dejó para la historia su pase de fotos delante de la catedral y su enigmática sombra sobre el empedrado de la acera.

Y de ahí a la Plaza de Guipúzcoa. Rodeada por la sede de la Diputación Foral de Guipúzcoa y otros edificios porticados desde 1885, la gran plaza donostiarra esconde un sinfín de atractivos. Un pequeño jardín botánico, un estanque con patos, un templete meteorológico- astronómico, un reloj floral y un homenaje al músico Usandizaga se alternan en un espacio pleno de encanto. Si parásemos a tomar un pintxo en alguno de sus establecimientos, los donostiarras nos podrían contar mil anécdotas del festival y de sus famosos. Aún recuerdan, como si fuera ayer, ver pasear de tienda en tienda a Mariel Hemingway, la hija del gran maestro, cargada de peluches para llevar a sus hijas en América. O a "Ghandi" sentdo en sus bancos viendo pasar la vida.

El Hotel María Cristina fue construido en 1912 como respuesta a la demanda del turismo de elite que visitaba la ciudad en aquella época. Su proyecto es obra del arquitecto francés Charles Mewes, a quien se deben también los hoteles Ritz de Madrid y París.

El María Cristina es el alma del festival. Sus alcobas y habitaciones han vivido romances de película, unos reales y otros que forman parte del imaginario de la ciudad. Sus salas han acogido las idas y venidas de los más grandes cómicos y los más celebrados directores. Su escalinata ha sido la más fotografiada cuando la bajan las más hermosas actrices. En ella recordamos con nostalgia la mujer que, quizás, mayor leyenda dejó en el festival: la diva Bette Davis

Y enfrente el Teatro Victoria Eugenia. En esta construcción singular, de inspiración neoplateresca, se han desarrollado los grandes acontecimientos de la vida cultural donostiarra. Por su escenario han pasado los grandes intérpretes invitados a la Quincena Musical y fue, durante décadas, la sede principal del Festival Internacional de Cine. En sus butacas se han sentado los más grandes de la historia del cine, Meryl Streep, Clint Eatswood, Fernando Trueba, José Luis López Vázquez, Antonio Banderas o Richard Gere entre otros.


Y por último el Kursaal. Palacio de Congresos y Auditórium Kursaal, símbolo de la nueva arquitectura y nuevo eje cultural de la ciudad, que el arquitecto Rafael Moneo concibió como dos rocas varadas frente al mar. Actual sede del Festival. Hubo un tiempo en el que el Teatro Victoria y el Hotel María Cristina formaban el icono cinematográfico de la ciudad, pero hoy no concebimos el festival sin la foto oficial de todos los artistas que nos visitan con los cubos de Moneo como referencia o con el incomparable marco de la Playa de la Zurriola escoltando a los más famosos personajes.

No quiero acabar la escapada sin tomar un pintxo y para ello, nada mejor que el restaurante Oquendo. Popular restaurante – café situado junto al Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina, impregnado de ambiente cinematográfico durante todo el año por las decenas de fotografías de estrellas que muestran sus paredes. Cuando llega el festival son muchos los actores que lo buscan para hacer un pintxo y remirar en las fotos a otros que, como ellos, vinieron algún día a recibir nuestro agradecimiento.


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