PLASENCIA: ICAROS, GULLIVER, MERCADERES DE SOROLLA Y UN CESAR VENDIDO POR HEREDEROS OCIOSOS

Si uno tiene la suerte de pasear por Plasencia, podrá disfrutar de una gran ciudad, una ornamentalidad digna de gran capital y un ir y venir de gentes y conversaciones de ciudades modernas y cosmopolitas, pero no debemos olvidar que estamos en la "capital sin provincia" que dijera Miguel de Unamuno, y que hoy, hermosa y fiel, se acuerda de otros tiempos en los que un emperador la embelleció y la convirtió en sede de parte de su realeza.

Pero esas cosas mejor que las viváis en vuestro recorrido por la ciudad y si os paso como a mi que os acompaña uno de los guías de la ciudad como es David  de Guiarte, pues lo pasareis del diez. Yo hoy os contaré chismes y leyendas de la ciudad para acercaros un poco más a ella y sus habitantes y que os den ganas de visitarla como hicimos nosotros.

Un cerdo fornicador

Los capillitas y los amantes del arte de la imaginería  de vírgenes y santos lo conocen bien, Rodrigo Alemán, autor de la sillería coro de la Catedral de Plasencia, fue el segundo más grande imaginero del siglo XVI, el primero, para mí,  fue Martinez Montañes. A este artista le encargaron tallar el hermoso coro de la catedral de Plasencia y nuestro amigo, artista y bohemio, no se le ocurrió otra cosa que tallar en tan bello coro escenas subiditas de tono, como la que acompaño en este texto. Y lo curas levantaron el grito al cielo, Rodrigo fue detenido y encerrado en una de las torres de la Catedral.

Pero Rodrigo era un hombre de recursos y no se rindió, gracias a su ingenio y al mas puro estilo de Ícaro, construyó un artilugio compuesto por una estructura de madera y recubierto por plumas, que conseguía de las propias palomas de la Catedral. El resultado fueron unas alas, con las cuales se lanzo desde la torre y según dice la leyenda cruzo el río Jerte que baña la ciudad. Salvarse parece que no se salvo, pero la leyenda del artista volando como cigüeña alrededor de la catedral, parece que todavía la ven algunas placentinos. Acérquense al coro y disfruten de tamaña obra de arte.

Gulliver viajando a Plasencia

Hace unos días, os escribía sobre el Espacio Blomberg de Plasencia, pues en la casa donde se ubica, se emplazaba la imprenta de José Cordero y en esa imprenta se data el primer libro editado en la ciudad. Su responsable, José Cordero, era un clérigo en 1795, pero como no terminó la carrera eclesiástica se dedicó a la impresión. Y eso libro no fue otro que los Viajes de Gulliver.  Como siempre hay detractores que dicen que el primer libro fue de la ciudad fue una "Instrucción de Cazadores", de José Varona, en 1798. Pero últimamente se ha descubierto que Ramón Máximo Spartal tradujo del francés la obra relacionada con los viajes de Gulliver en tres tomos. Uno de ellos, el primero, vio la luz en 1798. Así que la batalla esta abierta.

He mirado y esa obra de viajes de ese año en concreto, cuesta en una librería de coleccionistas unos 350 euros el tomo I.  Del de los cazadores solo quedan ediciones digitalizadas y en exposiciones. Si logro hacerme con el tomo, os lo contaré en otro post

Joaquín Sorolla y los mercaderes

El valenciano Joaquín Sorolla también estuvo aquí y se enamoro de la ciudad. Tenía un encargo del multimillonario americano Archer Huntingtonde, filántropo, hispanista y fundador de la Hispanic Society of America. Este neoyorquino fundó esta institución en 1904, quería que fuera un museo gratuito y una biblioteca para Nueva York que aportara conocimiento,  estudio de las artes y cultura iberoamericana. Y entre otras muchas cosas, encargó a Sorolla  realizar una serie de catorce lienzos titulada 'Visiones de España'. Sorolla eligió Plasencia para componer el cuadro representativo de Extremadura, que pintó entre el 20 de octubre y primeros de noviembre de 1917, y al que llamó 'El Mercado'.

En este lienzo de grandes dimensiones, se aprecia una panorámica de Plasencia a su entrada por el puente de Trujillo durante un día de mercado, de los de antes, de burros con serrón y carros de arrieros y comerciantes. En primer plano varias mujeres montehermoseñas y vendedores de cerdos. Montehermoso, cerca de Plansencia, se mantuvo aislado hasta la última parte del siglo  XX  y eso favoreció, y sigue favoreciendo, que se mantengan vivas gran cantidad de tradiciones, lo cual le ha valido el sobrenombre de Cuna del Tipismo Extremeño. Entre otras cosas típicas, la localidad es famosa por su artesanía, donde destacan las gorras de Montehermoso y las campanas de Rivera; así como por su folclore, del que destacan Los Negritos de San Blas, una fiesta única en las tradiciones de Extremadura y España.

Al Cesar lo que es del Cesar, aunque se oponga un marqués.

Dicen que el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico ( aquel que bajo su imperio no se ponía el sol), no tuvo muchos amigos, ni tan siquiera hoy con el Facebook tan lisongero en amistades, los tendría. Pero si tenía hombres de confianza, no cabe duda de que uno de los más cercanos al 'César' de Gante fue el placentino Luis de Ávila y Zúñiga (1504-1573).

Dicen que  Luis de Ávila acompañó al emperador en la práctica totalidad de sus campañas bélicas  y que fue hombre de confianza del gobernante más poderoso del mundo. Cuando el Cesar ya se veía en las últimas, fue Avila quien le  recomendó el retiro en el Monasterio de Yuste, tierra que conocía bien por su procedencia y donde visitó frecuentemente al monarca hasta su fallecimiento el 21 de septiembre de 1558. Este,  en contrapartida, le hizo muchos favores a la casa de Zuñiga y, en entre otros regalos, le agasajó con una estatua de mármol suya, que luce bella en una de  las salas de palacio que es visitable en Plasencia. Y aquí viene el lío del siglo XXI para el palacio.

La propiedad del palacio placentino, y teóricamente de su contenido, siempre ha ido ligada al título de marqués de Mirabel, que actualmente ostenta Alejandra -conocida como Xandra- Falcó, hija de Carlos Falcó y su primera mujer, Jeannine Girod. El marquesado pasó directamente a Xandra desde su anterior titular, Hilda Fernández de Córdova, un salto generacional que siempre se ha dicho que se llevó a cabo con el beneplácito de Carlos Falcó, a quien correspondía por herencia. El caso es que tanto el marqués de Griñón como su hermano Fernando, marqués de Cubas, son quienes han aparecido siempre en los medios haciendo declaraciones como responsables directos de las decisiones que conciernen al Palacio de Mirabel. Y como tales, dicidieron subastar el busto de emperador para hacer unas perras (400.000 parece ser que les daban)  y se armó la marimorena, que si dice la Junta que eso no se puede vender, que el busto es mio y hago lo que me da la gana, que no coño, que es patrimonio de los extremeños...  Al final las aguas no llegaron al mar y entre todos (imagino que algo nos tocará pagar a todos al final) los marqueses decidieron retirar el busto de la subasta y los hemos podido contemplar de nuevo en su lugar en el palacio de los Mirambel.

Esta son las curiosidades que hoy os quería traer para acercaros a este bello lugar y bella ciudad que es Plasencia. Lo otro se lo preguntais a David cuando os acompañe en sus preciosas y documentadas visitas de la ciudad.

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Comentarios

  1. Enhorabuena por tu blog y por las entradas sobre Plasencia. Me han gustado mucho tus comentarios por tu forma de escribir desenfadada, pero a la vez con rigor.
    Fue un placer poder acompañaros por la ciudad monumental, si vuelve s por aquí no dudes en avisarme.
    Saludos!

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    1. Gracias David, viniendo de tí es un honor el comentario, sin duda del mejor historiador residente de la ciudad de Plasencia. Por supuesto que te aviso, faltaría más, todavía quedan ganas de aprender cosas en esa bella ciudad amigo. un abrazo

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